jueves, 8 de marzo de 2018

A propósito del maratón de Tokio…

En el rendimiento físico deportivo, la única ventaja de hacerse mayor es que una tiene más cabeza y es capaz de centrar mas el tiro en el objetivo. Si hemos entrenado coherentemente para el maratón podemos hacer un papel digno aunque sea en la otra esquina del mundo, en mi caso en Tokio. No todos los días le llega a una la invitación a correr uno de los “6 Majors” (Tokio es uno de los seis maratones icónicos en el mundo junto con Berlín, Londres, Chicago, NY y Boston). Y desde luego por organización, animación y recorrido, la capital nipona merece la distinción. La verdad es que correr un maratón está alcance de cada vez más gente aunque a mi me siga pareciendo una locura para hacer en ocasiones muy especiales donde se han de alinear algunos astros como intentaré explicar más abajo. Supongo que por eso en más de 35 años corriendo solo he hecho 7 y siempre que alguien me pide consejo al respecto intento disuadirle. El maratón es una prueba que exige tanto respeto como echarse a la montaña o al mar. Ahora bien, si la persona es persistente y decide asumir el desafío, la sensación de experimentar un maratón es la de recibir una increíble lección de vida. 

En mi caso, es como si en cada uno, me hubiera leído un libro sobre autoconocimiento y autoestima. En este caso, sabía que no iba a mejorar mi marca de hace dos años (Sevilla, 2h.58), además de porque me faltaba volumen de entrenamiento, porque el jetlag me pasaría factura: efectivamente empecé a correr 36 horas después de haber aterrizado a la una de la madrugada, según mi reloj biológico. La primera mitad del maratón la hice con las piernas y la segunda suplí la creciente tirantez de mis extremidades inferiores con la cabeza al tiempo que reajustaba drásticamente mi objetivo: ya no jugueteaba con la idea de bajar de tres horas, sino simplemente con terminar sin lesionarme. A veces era tal fuerza mental que me parecía flotar tranquila por encima de los restantes corredores ajena al dolor de mi acortada musculatura. Por primera vez no me preguntaba qué hacía yo allí ni nada similar y tomé prestada toda la energía que pude de los gritos de ánimo orientales-¡Gambare!- y de algunos incondicionales españoles, para concluir la prueba en 3h y 16 minutos.

Ahora, 10 días después comparto como atleta y como entrenadora con todo aquel que se atreva a leer este post mi humilde experiencia en forma de pautas que me parecen básicas para afrontar el reto de los 42.195m.

5 razones para NO correr un maratón:
·       Necesitas un presupuesto extra para comida, bebidas, suplementos vitamínicos o nutricionales (aunque sea geles levadura de cerveza o alga espirulina), fisioterapeuta, zapatillas, detergente y por supuesto para un regalo a tu sufrida familia que va a soportar estoicamente tu preparación.
·       Tendrás que renunciar a parte de tu vida social nocturna: si tienes más de 40, hay que reponer sueño los fines de semana y beber menos.
·       Habrá fricciones en tu relación de pareja debido a tu escaqueo en algunas labores domésticas (en especial las que implican agacharse tras una tirada larga); por otra parte tus hijos pensarán que eres una/un seta porque casi siempre estás cansada/o para jugar o te quedas dormida/o.
·       Te agobiarán los proyectos o largas reuniones laborales de las cuales tendrás que intentar escaquearte.
·       Necesitas más tiempo y no sólo para entrenar. Concretamente entre un tercio y la mitad más de lo que antes le dedicabas a recuperarte, a dormir, a comer y a pensar en todo lo anterior.

Si aun así decides seguir adelante…

10 puntos para alcanzar tu sueño (o al menos intentarlo):
·       Elige un entrenador/a para que te asesore con la planificación. Ponerte en manos expertas te aportará tranquilidad y confianza y te ayudará a marcarte un objetivo razonable.
·       Intenta involucrar a algún amigo/a para que te acompañe en las tiradas largas o que se turnen por tramos. Aunque es importante también entrenar sola/o, te animará entrenar acompañado
·       Comparte con tu familia, tuss compañeros de club, de correría o en redes sociales tus dudas, anhelos y experiencias para relativizar, pero confía en tu buen juicio: al final tomarás la decisión correcta.
·       No sobreentrenes. El 90% de la gente que prepara un maratón se pone nerviosa y falla alguna vez en esto, yo incluida.
·       Ten paciencia y evoluciona poco a poco. Huye de planes relámpago espectaculares. El entrenamiento es adaptación y en menos de cuatro meses es muy complicado preparase saludablemente.
·       Recuerda que el papel lo soporta todo y tu no. Si te sientes mal, estás agotada/o o con excesivo estrés, descansa y pasa página. Si entrenas en malas condiciones corres el riesgo de lesionarte: la energía sale del mismo saco y es limitada. Aprende a escuchar tu cuerpo.
·       No olvides que el descanso y la alimentación (por ese orden), son parte fundamental de tu planificación.
·       Si llegas al final de tu preparación, disfruta de la carrera: el maratón es la guinda del pastel, el premio al esfuerzo después de tantos meses de sacrificio.
·       Controla las variables que están a tu alcance; sabrás enfrentarte a las que no dependan de ti.

·       Confía en tu cabeza: gracias a ella estarás en la línea de salida y gracias a tu determinación, dedicación y disciplina terminarás con éxito si has entrenado bien.

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